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¿Y si...?

La Situación global de la sanidad animal está cambiando continuamente y siempre debemos estar preparados para afrontar un nuevo desafío o aprovechar una oportunidad. Explora estos ocho escenarios y considera cómo podrían transformar la salud animal, para bien o para mal.



    En junio de 2016, el filántropo Bill Gates lanzó una campaña para ayudar a las familias pobres del África Subsahariana con la donación de aves vacunadas. En su opinión, criar y vender las aves vacunadas puede combatir la pobreza y ayudar a las familias rurales a criar razas mejoradas de aves, protegidas de enfermedades. Un ganadero que cría cinco gallinas podría ganar más de 1.000 USD al año; con casi 400 millones de personas en el África Subsahariana viviendo con menos de 700 USD al año, esto supondría un cambio radical.

    Con una mayor independencia financiera y un suministro sostenible y diversificado de proteínas animales de calidad, podríamos avanzar hacia la erradicación del hambre y el fortalecimiento de los sistemas comerciales en el mundo en desarrollo.

    Tres cuartas partes de todas las enfermedades infecciosas emergentes tienen su origen en los animales. Si todos los animales estuvieran vacunados, reduciríamos enormemente la exposición de las poblaciones humanas y animales a enfermedades catastróficas, aunque totalmente prevenibles.

    Hemos erradicado con éxito enfermedades mortales como la Peste Bovina mediante la vacunación y estamos luchando para hacer lo mismo con la Rabia humana y la Peste de Pequeños Rumiantes (PPR). Teniendo en cuenta que aún fallecen cada año 60.000 personas a causa de la rabia, un programa de vacunación mundial exitoso cambiaría la vida de innumerables familias y comunidades.

    Los antibióticos son una herramienta indispensable del veterinario para el control de las enfermedades. Los animales enfermos tienen derecho a ser tratados y, sin antibióticos, muchos de los animales del mundo padecerían sufrimientos innecesarios o morirían.

    En la actualidad se pierde un 20% de producción derivada de los animales de producción de alimentos debido a las enfermedades. Para los ganaderos de lugares como el África Oriental, América Latina y Asia Meridional, la pérdida de un solo animal perjudica la seguridad alimentaria, la nutrición y el crecimiento de su comunidad. Si los antibióticos dejaran de ser una herramienta en la que los ganaderos y veterinarios pudieran confiar, estas comunidades rurales pagarían el precio.

    Los antibióticos deben utilizarse siempre de forma responsable, por prescripción de un veterinario y solo cuando sea necesario. Son herramientas muy potentes. Sus beneficios deben preservarse para las generaciones futuras. Por sí mismos, los antibióticos no son una solución única para tratar los problemas de sanidad animal y salud de las personas, pero siempre habrá necesidad de utilizarlos.

    La fiebre aftosa es una enfermedad altamente contagiosa y las acciones de un solo ganadero pueden afectar a miles de animales. Se calcula que el coste anual global de la enfermedad para la producción ganadera asciende a 21.000 millones USD. Sin embargo, estas cifras se dispararían con un brote en Estados Unidos. Teniendo en cuenta que los animales de producción de alimentos están altamente concentrados en un pequeño número de estados (57% en solo 10 estados), la enfermedad se propagaría extremadamente rápido y los resultados serían catastróficos.

    El coste de un brote de este tipo en Estados Unidos, que exporta alrededor de 6.000 millones USD de carne de vacuno en todo el mundo, sería enorme, ya que los medios de subsistencia de los ganaderos se verían diezmados, junto con otros en la cadena de suministro. Además, habría que sacrificar a otros animales del ecosistema más amplio para evitar su propagación (incluidos ciervos, jabalíes, etc.). La escasez de carne de res dispararía los precios a nivel nacional, convirtiendo la clásica hamburguesa americana en un artículo de lujo.

    La cepa H5N1 es altamente transmisible y destruye las poblaciones avícolas provocando la muerte. Un brote en Estados Unidos en 2015 provocó la muerte de 49,5 millones de pollos y pavos y costó más de 3.300 millones USD. Las aves de corral en Asia, que representan casi el 60% de la producción mundial de huevos, son una fuente esencial de proteínas para una población en rápido crecimiento.

    La propagación de la Gripe Aviar destruiría esta fuente crucial de alimentos y las comunidades más pobres del continente serían las más afectadas. Los animales serían sacrificados con pocas posibilidades de compensación, mientras que su capacidad para alimentar a sus familias y comunidades se vería muy perjudicada. Para grandes ganaderías, el comercio se estancaría a medida que la comunidad internacional toma medidas para impedir el movimiento de las aves.

    En la batalla para garantizar una mayor seguridad alimentaria en todo el mundo, la acuicultura ha sido una herramienta especialmente útil. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción pesquera mundial está superando el crecimiento de la población mundial y ayudando a alimentar a nuestro mundo en expansión.

    Sin embargo, la amenaza de enfermedades ha crecido a un ritmo similar. El salmón se ha vuelto cada vez más susceptible a los piojos marinos, pequeños crustáceos que se adhieren al salmón y se comen su carne. El salmón juvenil se considera especialmente vulnerable.

    Sin los tratamientos adecuados para los productores de salmón, estos tendrán que optar por medidas costosas y pesadas, como los baños de agua dulce, para eliminar la amenaza. Los precios aumentarían rápidamente y esta proteína cardiosaludable podría convertirse de repente en un bien de lujo para la mayoría.

    Estamos muy familiarizados con el impacto de los brotes de enfermedades en las poblaciones ganaderas. Pero, ¿y si hubiera una nueva enfermedad entre nuestras queridas mascotas? Esto es justo lo que ocurrió en los años 70 en Europa, cuando surgió el Parvovirus Canino Tipo 2.

    En 1978, el virus se había extendido sin control. Los perros experimentaban letargo, fiebre, vómitos y diarrea. Miles de perros murieron y miles de familias se vieron afectadas antes de que se desarrollara la vacuna. Un brote similar hoy en día sería increíblemente perjudicial para los perros y sus dueños en todo el mundo y el creciente número de perros en el mundo en desarrollo podría facilitar una propagación aún más rápida de una enfermedad mortal.

    Existe un amplio historial de enfermedades porcinas que se propagan rápida e inesperadamente. Por ejemplo, el virus del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino (PRRS) que apareció a finales de los años ochenta y es considerado ya endémico en la mayoría de las poblaciones de cerdos. El virus de la Diarrea Epidémica Porcina (DEP) fue diagnosticado por primera vez en los Estados Unidos en 2013 y mató al 10% de la población porcina en 2014-2015.

    La Peste Porcina Africana (PPA) es una fiebre hemorrágica de cerdos y jabalíes que causa una mortalidad masiva. Se ha extendido desde África a través del Cáucaso y Rusia hasta Europa y va avanzando sin pausa hacia el oeste. Puede propagarse muy rápidamente en las poblaciones porcinas por contacto directo o indirecto. ¿Qué pasaría si estas enfermedades o nuevas variaciones de las mismas invadieran a gran escala el sector de producción porcina de Europa occidental? Las autoridades ya están invirtiendo millones para prevenir esto; los costes económicos de un brote serían verdaderamente sorprendentes.